Chaparrón que cae
anegando aceras
y rápidos cruzan,
hechos de carrera,
los barcos pintados
que tienen sus velas
derechas, perfectas,
de papel de rayas
y creyón de cera.
Cada uno apuesta
y alegres van dando,
los barcos de vela,
su inicial carrera
camino hacia el mar,
hacia las quimeras.
Esas voces niñas
que gritan y gritan
tienen los deseos,
detrás de las risas.
Se van esforzando
con gritos ligeros
la prisa a los barcos,
que marchan ligeros.
Y todos soñamos
con ganar la apuesta:
el premio que hicimos
ayer en la escuela,
una Virgencita,
de conchas y piedras,
cargando a su niño
sobre un espejito
y una flor de tela.
¡Qué gane el mejor!
¡si es que alguno llega!