Hablo de lo mismo,
de la misma manera,
tergiversando hechos
asesoro a mis sentidos.
Hago catarsis,
tal vez para vencer
la lejanía.
Nada es más permanente
que la cotidianidad.
Susurras para no ser oída
claustrofóbica y distante,
cambiaste tu montaña
por tus ríos,
aquella más lejana,
estos más presentes.
Desde el Avila bajaban
las palmas de cuaresma,
santiguando sentires.
Desde este río fluyen
barcas grandes y pequeñas,
barcas caras o simples.
Aquello era tumulto
de flores y de espigas.
Esto es todo un tumulto
de flores y de sauces.
Aquello cálido optimismo.
Esto, fría reflexión,
meditabunda esquirla…
Hago catarsis, juego
a negar imposibles…