Mira,
yo no tengo tus años
ni tus canas.
Sobre mi,
no cierne aún el tiempo su crujir,
y sin embargo… estoy cansada,
el amor me cubrió
con mucho de vejez,
¡hondo letargo!
Es verdad lo que digo,
me siento aprisionada
entre amargura y pena,
entre cansancio y llanto.
Presta mucha atención,
voy a decirte algo:
lo quise mucho, si.
A fuerza domeñaba
ese no era él,
y quise amarle tanto
que recorrí caminos
penosamente largos
en busca de su amor
y no halle nada
mas que la pena cruel
de así quererle
y una verdad atroz
¡no ser amada!