Caminar a tu modo
y a tu ritmo,
despertar a las cosas
con tu propia mirada,
según tus logaritmos
de avanzada,
sin vestirte de dudas,
o temerle a la nada.
Equiparar mentiras y verdades
rumbo a los propios mitos
y a los propios lugares.
Ser tú, sin condiciones,
sin ser avasallada
por ideas de otros
que no te dicen nada.
Leal, siempre leal,
más que nada,
a tí mismo,
vestido de omptimismo
y de batalla.
Tener la mente amplia
para las divergencias,
respeto e indulgencia
en una sola entrada.
Antagonismo serio
y tan preciso,
como tus propios credos
o creencias.
Sólo ser tú,
por venticuatro horas
limpio de las prebendas
que da el vicio.
Mente clara y despierta
para cantar tus himnos
del futuro.
Y entregarte a las manos
cumplidoras y honestas,
a las pequeñas manos
que ya inician su gesta,
para lograr futuros.