Calladita
Calladita

Calladita

Calladita,

con tus grandes

e inteligentes ojos,

llegaste a nuestra casa.

Tempranito.

Me esquivaste los brazos

que querían,

conocer y abrazar

tu cuerpecito.

Hablas poco,

pero interrogas mucho.

Pides mucho también,

en el intento,

logrado por tu parte,

de que entendamos

tu enredado palabreo

de niña inglesa y criolla,

al mismo tiempo.

Eres hermosa, si.

Tu me recuerdas

unos ojos que me hablan

de mi propia presencia.

 

Algo que nos separa

y nos acerca,

hurgando en el espacio

de las cosas más viejas.

 

Algo sembrado en ti

para que me recuerden,

cuando yo me haya ido

o me encuentre muy lejos.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

RSS
Follow by Email
WhatsApp