Cada Vez Que La Miraba
Cada Vez Que La Miraba

Cada Vez Que La Miraba

Cada vez que la miraba

la seguía

con el mismo placer

en los afables ojos

y quedaban dos lirios

temblando en el espacio

donde su amor brilló

de esa manera

a fuerza de seguirla

fue hilvanando

un yugo de locuras

al tenerla

y a fuerza de entregarse

por entero

ella tuvo el final

de aquel jilguero

que murió sofocado

en la diatriba

de darse y de tenerse

por completo.

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