Cabalga,
mas que navega,
el río sobre su senda,
sin pedir permiso
pasa…
Y, amansando la ribera,
se hace dueño
de los patios,
por las escaleras trepa,
burlandose de cerrojos,
sin abrir las puertas,
entra,
y se hace dueño
del mundo
que en cada casa
se centra.
¡Ah río
pa’ causar daño
cuando su poder
aumenta!
¡Se va enterando de todo
lo que encierra
cada puerta!
Y hace que todos sufran
¡cuando sus proezas
muestra!