Ayer entendí las causas
de tu, siempre, desespero
que maneja, a todas luces,
el muero, porque te quiero.
En un querer de ilusiones,
voy y vengo en los anhelos
de quererte más que nunca,
sin entender por qué puedo.
Cuando me asigna la noche
el renacer de los sueños
que van vibrando si buscas
esos más claros destellos…
Desde una noche que vibra
con cautelosos secretos
y un río que llama siempre
con las olas del deseo.
Ayer entendí la causa
de todo mi desespero,
cuando recibí tu abrazo
y de tus labios, los besos.
Así me encontré en la cima
de mis mayores deseos
cuando mirabas diciendo
¡ser el amante que quiero!