Ayer tu susurrabas
y tu voz, casi muda,
se metía en los pliegues
de mi esperanza laya.
Ayer hacía piruetas
de hojas en volandas
alegrándome el día,
sintiendo que volaba.
Ayer hacía nidos
con todas tus palabras
y me vestía de versos,
de luces, de esperanzas.
Ayer veía en tus ojos
imagenes que amaba
y atravesaba impulsos
olvidando ser cauta.
Ayer sentía tus manos,
caricias y deseos
suplicándole al alba
un retraso en sus horas
para la noche plácida.
Y la luna sumisa,
se quedaba hasta el alba…
Eso fue ayer de ayeres
hoy es el hoy que duele
hasta cuando te callas…