Ayer pasamos
contentos por las calles
que nos reconocieron
como antes;
y cantamos a dúo
los versos, que supimos,
que más nos unirían
al instante.
Resumimos sonrisas
y agitamos felices
los alegres adioses
a los pájaros,
que volaban también
en nuestro espacio.
La tarde,
ya en neblina,
sopló para vencer
las nubes y los cantos.
Se hizo un silencio alegre
en nuestro mundo
saturando el follaje
con su manto,
y hubo risas de pronto,
agradeciendo
el nuevo arreglo
de la brisa, cruzando,
cuando los barcos
grandes o pequeños,
hacían nacer las olas
del nítido remanso…
Ayer:
¡todo fue diáfano,
todo jugó a ser nuestro,
todo jugó a presente,
a pasado y futuro,
a risas y canciones,
a bendición y encuentro!