Son, lo que me parece
gritar desde mis venas,
alegrías primeras
y deseos de vivir.
Ir por la vida, andando
ahora, con más fuerza,
gritar las exigencias
de ese quizá, sin fin.
Son, en medio de todo,
el alma que palpita
las mejores conquistas
y el más sagrado afán.
Son, en fin, esas huellas
que harán de mi presencia
la constancia más cierta,
y mi voto más fiel.
Y son, después de Dios,
la fuerza más sublime,
el cariño más firme,
la audacia más feliz,
el deseo más fuerte,
los recuerdos presentes
el amor para siempre
y la añoranza al fin.
Son: para mi humilde paso
el don de los aplausos
y el orgullo mayor,
el gran amor y todo
lo que debo a mi misma
aunado a la conquista:
lo que le debo a Dios.
Y son: lo más preciado
de todos los regalos:
esos hijos y nietos
de mi más grande amor!