Ay de mí,
entre las luces
de algún posado nuevo,
pidiendo hasta el cansancio
las alas, de esos vuelos,
que me llevan a sueños
escondidos, lejanos,
indispensables, nuevos…
Ay de mí,
si pudiera
guiarte con los remos
de una barca segura,
repleta de recuerdos
para hilvanar los cantos
y lucir los anhelos
en las aguas tranquilas
de un río siempre nuestro.
Ay de mí,
si concluyo
ese soñar intenso
con las tontas verdades
que aplacan nuestros sueños,
convirtiendo el instante
en tristes desafueros
por lo que voy soñando
y nunca ha sido cierto.