¡Ay De Mí!
¡Ay De Mí!

¡Ay De Mí!

Ay de mí, 

entre las luces 

de algún posado nuevo, 

pidiendo hasta el cansancio 

las alas, de esos vuelos, 

que me llevan a sueños 

escondidos, lejanos, 

indispensables, nuevos… 

 

Ay de mí, 

si pudiera 

guiarte con los remos 

de una barca segura, 

repleta de recuerdos 

para hilvanar los cantos 

y lucir los anhelos 

en las aguas tranquilas 

de un río siempre nuestro.

 

Ay de mí, 

si concluyo 

ese soñar intenso 

con las tontas verdades 

que aplacan nuestros sueños, 

convirtiendo el instante 

en tristes desafueros 

por lo que voy soñando 

y nunca ha sido cierto.

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