Aún canto
cuando quiero
y lloro
cuando me privo
de alguna tonta esperanza
que no consiga destino.
Es que la vida se acorta
pretendiendo hacer lo mismo,
ser feliz, en desagravio
de las penas que sentimos.
Por eso,
entre la porfía
de tener mejor destino
me salto con mis derechos
tus derechos diluidos,
mientras la vida me canta
y yo, en su canto, la sigo
sin pretender ser ingrata
por vivir sin tu permiso.
Por eso, canta la vida
y yo, en su canto, la sigo.