Así se fue la tarde,
sin gritar «hasta cuando»
con su revolotear
de pericos, volando,
dando vueltas al árbol
donde suelen estar
los más pequeños,
y regresan los grandes
cuando cae el sereno.
La brisa vuela alegre
por todos los ramajes
y el sol hace piruetas
desde las nubes grandes,
desaparece a veces,
a veces, se hace grande,
evocador de luces
que coloca en las olas
y se le multiplican
en estrellas fugaces.
Así se fue la tarde
la pareja que avanza
tomados de la mano,
pone la nota alegre
de las voces que avanzan,
sobre la muda ruta
que dibuja la tarde.
En la policromía
que declara el paisaje
con sus flores alegres,
pequeñas y brillantes,
¡vale la pena ser un pintor
para pintar la tarde!