Aquí, donde juega la flora
con los hermosos frutos,
donde todo parece ser nuevo
y ser de lujo.
Aquí, en la lluviosa
y amada campiña
donde todo cambia
y todo te cambia
y todo te convida.
Aquí, donde el río
va calmo por sus puestos
y ya, todos los frutos
pregonaron la fiesta.
Aquí, donde se mecen
las ramas de los árboles
con sus alegres trenzas,
y enmudece la zafra
que todo lo contempla.
Aquí, donde ya todo
se ha tornado grandioso:
los árboles, las flores,
tendiéndonos los brazos
con su gentil decoro.
Mientras el río canta
la antigua melodía,
con palabras de magia
que ya nunca se olvidan,
y tú respiras calma
el olor a vendimia…