Anónimamente
Anónimamente

Anónimamente

Anónimamente paso 

a mi segundo frente. 

Es ancestral mi ala, 

aquella, la de siempre, 

sembrando en cada vuelta 

su espuma y sus corrientes. 

 

Vuelvo a ser la que va 

nadando hasta el cansancio, 

bordeando cada hora, 

mirándome al espejo 

de las más mansas olas, 

llegada y zambullida 

con el mismo esperanto, 

cantando en mi premura 

mi deseo y mi hallazgo. 

 

Nacer en el delirio

del mar que siempre amo. 

Ese, que cuando duermo 

aparece meciéndose 

entre las olas blancas, 

con la quieta mañana 

subiéndose al tejado. 

 

Allá, donde se abrían 

los recuerdos que guardo, 

cuando iba por la playa 

juntando conchas frescas 

para un collar que luzca 

el mar, en su regazo, 

como mejor ofrenda, 

al tiempo y a mis pasos…

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