Anhelo el anhelar
de tantas cosas
perdidas y ganadas
sin más prisas que las de ir viviendo
en mi propia nostalgia.
Anhelo el ir saltando
entre las olas altes
en un mar subyacente
en mi propia añoranza.
Extrapolar los límites
de los sueños que llegan
y se van, sin empeños
del rescate fugaz
que aun aguardo
y aguardo.
¿Y qué aguardo?
Ya quisiera saber
qué es lo que aguardo.
Cuando mi sensatez
llegue a lograrlo,
y te pueda decir,
sin más letargos:
que esa tranquila muestra
de todos estos años,
danza ya en la marisma
de los grandes cansancios.