Amanecer
Amanecer

Amanecer

Extendida en el cerro, la mañana,

con su leve albornoz,

crespón y brisa,

trajo un concepto nuevo a las espigas

de cómo engalanarse para el día.

Porque es domingo y muchos caminantes

las mirarán erguidas,

susurrándole al viento

la virtud de estar vivas,

cuando vayan subiendo hacia la cima.

 

Las nubes, poco a poco,

van cubriendo los bordes de las crestas,

en un juego febril de ir compartiendo

las brillantes alturas,

que van, una tras otra oscureciendo

cuando la suave gasa las ondula. 

Nimbos, a un costado del paisaje,

se le fueron formando

al huidizo viento que viene,

tras sus breves recesos,

y saluda.

 

Nada impide el feliz

despertar de los ojos

ante la nueva cita

que te asombra,

alzándose en los cantos impetuosos

de insectos y de aves

que te nombran.

 

Las voces y los llantos

de vida nueva lanzan,

también al aire como hacemos todos,

las primeras palabras y protestas.

Y un olor a café

trae la respuesta

que la noche fue urdiendo

contra el hambre.

 

Es domingo

y mantienes la calma

para poder pensarte

en el requiebro interior

de escribir para encontrarte,

otra vez,

en el perdido sendero que vislumbras

mientras el día avanza

sin encontrar tus huellas…

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