Allá y Aquí
Allá y Aquí

Allá y Aquí

Allá, del más allá, 

la placidez del aire 

envolviendolo todo, 

como la gran cortina 

para el gran espectáculo. 

 

Sobre el cerro las nubes 

juegan a hacer siluetas. 

Rayos de sol se filtran 

iluminando a ratos. 

Todo es luz y armonía, 

desde la paz, que siempre, 

envuelve los espacios.

 

El sol sacude 

su melena de oro, 

mientras huye al ocaso 

cuando la noche avisa 

su esperada llegada,

para contar sus pasos.

 

En tu balcón, 

iluminado ahora, 

vibra el color que emerge 

cuando todos los rayos 

despacio y entre nubes, 

hacen su aparición 

sin esperar aplausos.  

 

Todo es quietud serena 

y limpiamente hablando, 

tú, frente a esta ciudad 

y frente al gran coloso, 

que vigila la urbe,

quedas así, flotando, 

en el cálido abrazo. 

 

Sólo mirar y absorber 

los momentos brindados 

y sólo respirar 

cuando el astro se oculta 

enumerando ahora 

todos los ¡hasta cuándos!, 

todos los ¡hasta siempre!, 

de las pasadas horas 

y ¡los alegres pasos!

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