Alguna vez,
retornarán los sueños.
Esperaré en el puerto
de los distantes ruegos,
aplaudiré la magia
de las noches silentes.
Dispuesta ya a parir
las buenas y las malas,
tontas notas de siempre;
dispuesta ya a esperar
lo que cambie al poniente.
Tal vez la luna brille.
El paraíso único,
puede alumbrar aún
con los últimos brillos
y una sonrisa inerte
contabilice el tedio
que, hasta ahora, se siente.
Alguna vez,
después de decidir
tal vez cambie la magia
y toda la hora buena
transmita a su capricho
cualquier balada nueva,
y ambos consternados,
sin motivos que crezcan,
juntaremos unidos
los sueños con sus duendes.
Esos que ya retozan
junto a nuestra corriente
de disoluto olvido
junto al alba que crece…