Algo fluye,
algo evade
la sombra proyectada
entre los árboles.
Un pequeño destello
del día que se marcha
colgándose en las ramas,
desiguales,
pequeñas lucecitas
jugando a ser más largas.
Las nubes,
entregándose al viento
hacen maromas
unas sobre otras
o, simplemente, alargan
las mangas encrespadas
cubriendo sus detalles,
juegan a hacer cabriolas
mientras vagan
cambiándose los trajes.
En el río,
detrás de las barcas,
se abren pequeñas olas
que saludan,
biseladas de brisas
o nostalgias.
Hay prontitud de vuelos
tendidos sobre el agua.
Algo fluye en la tarde,
con un brillo a la espalda,
y el sol,
casi ocultándose,
mezcla rojo y naranja…