Ahora
Ahora

Ahora

Ahora que te has vuelto

la mayor y mejor de todas tus promesas.

que sabes ya luchar y agradecerlo

mientras el premio aguarda

y se te entrega.

 

Ahora que, ya de mi,

no estás necesitando las consejas;

que los caminos se abren

solo para que pases,

y tus pasos resuenan

seguros y precisos en la calle

siguiendo tus quimeras.

 

Ahora que aprendiste

el trabajo constante de ser madre,

cuando el propio dolor y la fatiga

no tienen importancia ante el desastre

de los niños llorando sus querellas,

o pidiendo tu ayuda en las tareas,

o tratando de agrietar las normas

que has dispuesto para que todo marche

lo mejor que pudiera,

cuando tu estás en casa,

o trabajas afuera.

 

Ahora que ya puedes resumirme

en un solo vocablo

cómo puedes sentirte

al final de las diarias estrategias.

 

Ahora que el dinero es importante

porque soporta todos tus balances

con las deudas pendientes que tuvieras.

 

Ahora que no se usa el disimulo

solo por no ponernos en presencia

de una lucha fútil, sin consecuencias.

Dando por descartada la evidencia

de que tienes edad para decir verdades

no importa quien las oiga,

o a quien hieras.

¡Total! el mundo es tuyo

y afinas tu presencia.

 

Ahora que me luces más humana,

en el sentido especial

de lo que ya has vivido,

me puedes explicar:

¿cómo te ha ido?

¿cómo te sientes, hoy,

en los zapatos

de esa madre que ayer

no comprendías?

 

Si me dices:

«Mamita, te comprendo»

Yo te diré:

hijita, esas mismas palabras

se las dije a mi madre

cuando me presentó las evidencias.

Pasan de madre a hija

«esos vicios»,

que no vencemos

aunque estemos viejas…

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