Afuera juega el sol
a organizar colores
y logra, alegremente,
deshilachar los grises
de las más grandes nubes.
Suavemente se inician
los primeros azules
y las hojas aplauden
el tremolin del aire.
Mientras que,
como un soplo,
aparecen los lilas,
los rosados y malvas,
amarillos y verdes,
y hasta rojos audaces.
Afuera juega el sol
brindándole al paisaje
un tono más feliz
del que tenía antes.
La lluvia, que aparente,
se filtró en los detalles,
se largo con sus grises
hacia otros lugares,
mientras la brisa llega
a alegrarnos la tarde
y las aves, cruzando,
se ríen de su alarde,
retardando la huida,
hasta los grandes árboles.