Abandonando en las ramas
el fragor de mi agonía
vuelo mis vuelos sin prisas,
oigo canciones tardías,
desdiciendo el desde siempre,
rescatando mis porfías
con la tristeza que nunca
desespera de ser mía.
Es abandonando todo
cuando me encuentro a mí misma
zigzagueando en los detalles
que han modelado mi vida,
en los recuerdos que surgen
sin que les brinde estadía
para quedarse en las ramas
del ocaso y la vigilia.
Y nunca sabré en qué forma
deslastrar mi poesía
de los motivos que tengo
para escribir todavía
de la tristeza que guardo,
de mi soledad sin vías,
de las audacias del tiempo,
perdonador de mi vida,
dejándome entre tus costas
sin alcanzar tus orillas.