A pesar de los lazos
con mi tranquila aurora,
sigo escrutando pasos,
divisando las olas
en este mar de leva
que siempre me devora.
A pesar de pesares,
así de indiferentes,
sigo ahuyentando ahoras
con su límite falso
de alegres mariposas.
A pesar de mí misma;
a pesar del abrazo
de la vida y las horas,
tengo el mutismo triste
que me acompaña siempre:
tendida caracola.
Sobre mi playa vieja,
sobre mi playa nueva,
mis horas que develan
un mundanal de versos
escritos en las horas,
tiene esa triste brisa:
repetir lo que añora…