Las pequeñas verdades,
en detalles pequeños,
juegan a conjugarse
en verdades más grandes.
Y, a menudo,
lo más común retiene
la llama de lo eterno.
Le pertenece a tantos,
que olvida
la instantánea posesión.
Se deslastra del nosotros
y vuela hacia el encuentro
de alguna gota más
que la sustente,
cuando seamos todos.
A menudo también,
creemos valer más
siendo así,
tan pequeños, volátiles,
humanos, pasajeros…
Y alguna vez
las verdades inmensas
nos arropan
más allá de los sueños,
de verdades pequeñas.