Y navegan las haras,
perdidas en delirios,
recordando los tiempos:
virtuales, en su ritmo,
con la prebenda alegre
de recordar los íntimos
momentos para el alma
con sus tontos motivos.
Y navega la brisa
jugando con los pinos
en las alegres danzas
que usara en el principio
de las horas, jugando
su reloj a su juicio,
cuando se vuelan las hojas
entre ramas y trinos.
Así danza la vida
navegando en el tiempo:
a veces frío encanto,
a veces rudos cercos,
a veces el aroma
que emana del momento
en el cual llora el alma
su canción de destierro.
Y sueñas con olores
que siempre disfrutaste,
y sueñas con motivos,
alegres, tiernos, íntimos.
Y sueñas que la vida
te devuelve, a su ritmo,
ese sueño que inventa
regresar al principio.