Y yo, durmiendo la siesta
de las horas entendidas
sueño: bajada y subida,
para mis muchos anhelos
celebrándole a los cielos
sus cantos de bienvenida
cuando las nubes,
tranquilas,
me vigilan los senderos
entre el te quiero
y no quiero perderte
mientras me olvidas.
Y, olvidada de las causas
que me fabrico yo misma
busco y rebusco en la almohada
las causas de una vigilia
que sentencia unas querencias
lo mismo que a mis diatribas
y emulando caso y peso
de las disjuntas pérdidas
en un no sé y hasta cuando
quieras modelar mi vida,
me marcho por los senderos
escribiendo mis huidas,
hacia no sé qué tiempos,
hacia no sé qué vía.