En un cielo azul, azul
que juega a derretirse
las nubes van y vienen
y a sus anchas
las aves pasan, cantan
sobre el río
con sus voces alegres
y en bandadas
van derivando adioses
con sus alas.
Entra la tarde en crespos
de la brisa apurada.
En los nidos requiebros
del hambre que no acaba
mientras tienden las horas
sus mezclas diseñadas
sobre las vaporosas
nubes que la engalanan.
Viene nocturno y llega
con puntillas de gagas…
para cerrar los ojos
a los sueños que vagan
detrás de una sonrisa,
detrás de una mirada,
en un cielo cambiante,
que no promete nada.