¡Y Qué Tanto!
¡Y Qué Tanto!

¡Y Qué Tanto!

Y qué tanto te vas, 

y qué tanto me dejas, 

y qué tanto me olvidas, 

si, en resumidas cuentas 

me quedo donde estoy, 

analizando cuentas.

 

Y qué tanto te obligo, 

y qué tanto me obligas 

a recibir las dádivas 

que no sé si consigas 

en este maremoto 

de las supuestas víctimas. 

 

Y qué tanto me amas, 

y qué tanto suspiras, 

mirando de reojo 

las ganancias perdidas 

en un dar sin tomar 

siquiera las caricias. 

 

Y qué tanto sugieres, 

con tu romper de olas: 

quédate para siempre, 

mientras la flor deshojas, 

o ¡márchate sin culpas, 

sin penas y sin glorias!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

RSS
Follow by Email
WhatsApp