Las horas hacen nido
en mi ventana,
y las miro pasar,
cuando no pasa nada.
Añorando las horas
del supuesto pasado,
largo vuelos, a ratos,
en mi final planeado
y escribo los pesares
que van y se devuelven
en un cósmico vuelo
que, de la nada, asciende
a un querer volar alto
y a un desear
irme siempre,
donde nunca se ignore
la paz, vivir alegre,
sin importar lo que pase
en el vuelo perenne
dedicado a la vida
y al despertar feliz
de mi volar sin redes.
Sueños y realidades
tejidos al igual
de los sueños que vienen,
a veces con promesas,
que siempre te entretienen
y otras veces clamando
los ocultos vaivenes
de un mar haciendo olas
con su bramar de espumas
mientras la tarde muere.
¡Así danzan las horas
cubriendo los detalles
que mas nos entretienen!