El viento afina la voz
para su nuevo viaje.
Hace mover las hojas
con más ternura que antes,
le canta una canción al río,
le acaricia los pies
a la delgada grama;
le pregunta a las aves
si quieren el sustento
para el deseado viaje,
descuelga de las flores
las coloras alegres
y hasta hace remolinos
de vuelo y de colores.
El viento viene y va
según tenga las ganas…
En la vendimia eterna
de las flor a la tierra
aligera los vuelos
como nueva estrategia.
Le ofrece a cada rama
rafagas necesarias
para limpiar los campos
de las hojas cansadas
y aligerar la danza
que la acera reclama.
Y, ya todo arreglado
para su nuevo viaje,
vislumbra en la estrategia
lo mejor del paisaje.
Es el viaje del viento
con todos sus designios
marchando hacia otros lares…