Hubo lluvia de hojas,
amarillas, marrones, color vino,
queriendo navegar,
rompiendo las amarras
con las delgadas ramas,
y marcharon felices
sobre el tranquilo río
hacia donde las ondas
tranquilamente marchan.
Alguna que otra hoja,
se quedó agazapada
en la grama tranquila
de la orilla deseada.
Esas, mirando el viaje
siguen soñando orillas,
diferentes, lejanas,
detrás de su sueño último
que nunca se negara.
Siempre pasa lo mismo
con los sueños que sueñas
y la verdad que abarcas.
A veces cielo oscuro,
a veces, nubes blancas
inundando la tierra
con las gotas que danzan
dando vida a la vida
curtida de esperanzas…