Me ves llorar
porque no tengo otras
urgencias de expresarme.
Lloro mi llanto tonto
y me consuelo,
sólo como yo misma
podría consolarme.
Yo no lloro por tí,
sino por mí,
urgida como estoy
de complicarme.
Sintiendo que llorar
da más destrezas
que mil y una tretas
de desgaste.
Entonces:
permanece tranquilo
en tus silencios
mientras yo lloro
y mi esperanza cede
a cualquier otro modo
de aplacarme.
En fín,
lloro por mí,
que por tí, no hace falta
considerar detalles.
Total, mi llanto fue siempre
como la tarde
que se va, sin pensar,
a cualquier parte.