Como sin pensar,
tranquilamente,
se llega a lo definitivo.
Y no sabrás cuando
llegará la alerta.
Y no sabrás como
se prenderán las velas
de un inconcluso duelo
descorriendo las ansias
y como sin pensar,
se vuelcan todas
las miserias del alma
y cae un telón sordo
cuando pedimos tiempo.
Y es el tiempo el que fluye
llevándose los ecos.
Dejándote plantado
otra vez, en lo nuevo,
en la nueva quimera
o en el nuevo epitafio.
Como sin pensar
nos llegan todas
de las cada una
intención que tuvieras
y el luto es corto,
total,
la vida es la que enseña
y como una lección,
sin compromiso:
es la añoranza
la que más nos queda.