Vuelvo
Vuelvo

Vuelvo

Vuelvo, otra vez 

a los antiguos versos, 

a los bardos, 

a los tantos que cubren 

esos tantos senderos, 

y esperando de ellos 

las palabras que narran 

el perfil de los sueños,

las esperanzas vivas, 

los amores eternos, 

los antiguos desdenes 

y grandes descontentos, 

las amargas verdades, 

las desgracias de tantos 

y los tantos consuelos. 

Y, busco audaz mi musa

para escribir mis versos. 

 

Así se va llenando 

la tarde con los versos, 

mientras tomo la pluma 

me siento en la ventana 

de los tantos recuerdos, 

y escribo así, sin prisas, 

sin grandes esperanzas 

ni grandes desconsuelos, 

previniendo a la musa 

no dirigir mi pluma 

ni alterar mis deseos. 

 

Es allí, cuando pienso 

que todo buen comienzo 

tiene sus notas tristes 

y, al final, me retengo.

 

Ya no parece mía 

la musa de los sueños 

y no parece propia 

la manera de hacerlo: 

solo por escribir 

lo que voy escribiendo: 

una tarde cualquiera 

de un encuentro cualquiera 

con la pluma y el verbo…

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