Como irme en un vuelo,
que siempre me seduce,
vagando entre las alas
magnificas y azules,
avizorando nuevas y pidiendo las luces
a un sol que siempre busca
retardar sus andanzas
jugando con las nubes.
Fue así que sentí irme,
sin que nadie me oyera,
puse música a versos
que alguna vez hiciera
y cerrando los ojos
para seguir soñando
fuí contando las horas
nacidas del encanto de sentirme ligera
en mi vuelo anunciado.
Audaces danzarinas,
las olas vueltas nubes,
comenzaron a abrirse
para albergar la tarde
con sus tantos matices
y sus tantos alardes.
Como escribiendo todo
sobre el perfil del aire,
en rápidos alardes
ponerle voz al viento
que esperaba quedarse,
estaba el eco dulce
del canto entre las aves.
Aligerando el paso,
inquietos caminantes
cubrían las distancias
con múltiples alardes.
Entre el río alegre,
el vuelo de la tarde,
sacudiendo las alas
en un gentil viraje,
se marcharon las aves
con floridos encajes
de alas y de cantos
sobre el azul paisaje.