Tristezas
Tristezas

Tristezas

En la curtiembre 

de la propia piel, 

el sol delega 

su potestad sin sombras 

y, uniéndose al desfile 

de la luz, que no opaca, 

hay sin embargo sombras 

para cubrir la andanza. 

 

Y no es la luz posible 

la que humilla y se marcha. 

Es ese deber ser 

de las cosas que olvidas 

en sigilosa estancia. 

A veces sin recuerdos, 

a veces sin miradas. 

 

Son las brillantes horas 

con la puerta cerrada 

las que evitamos siempre 

pasar, para encontrarlos 

a través de azulejos 

y ventanas que narran 

una y otra vendimia 

con luces de tristezas 

en el cuerpo y el alma. 

 

No son sólo los ojos 

los que evitan mirarla, 

es la tristeza toda 

que emerge sin barreras 

desde tu propia estampa 

y hace caminos largos 

sin tonos de esperanza.  

Sólo los grises tristes 

de solitarias marchas. 

Sólo esperar el día 

que llegue sin mañana…

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

RSS
Follow by Email
WhatsApp