Agosto en transición
con un verano decreciendo,
días más cortos y más cortos.
El aire casi frío colándose por los vidrios,
el verde tan profundo mutando lentamente,
los tallos saben que en poco tiempo
las primeras hojas indicarán
el cambio.
El primer frío erizará
la hierba en la mañana,
verano poco a poco marchando,
otoño poco a poco brindando
el cambio de color
de estar presente.
Las nubes más bajas,
ahora más bajas,
como colgando del azul,
moviéndose
lentamente sobre las colinas,
vendrán y erizarán también
la piel de los recuerdos.
Poco a poco los árboles
echarán a volar sus mariposas
y quedarán desnudos.
Otra promesa convocará el idilio
del agua transcurriendo
las pequeñas rendijas de la tierra,
que se abrirá
a la lluvia, y ella se hará
cargo de las horas,
hasta, quizás, flanqueará
las distancias y los sueños,
interrumpiendo caminos
y proyectos.
Después, sólo después,
llegará en retoños y colores
otra vez,
la primavera.