Sobre todas las cosas
de las cosas negadas
se alzaran las luces
como las nuevas dádivas:
unas por los quereres,
otras por las pasadas
tristezas que ya nunca
marcharan olvidadas.
Y para que otros ojos
también las tuvieran
tan igual de enlazadas.
Sobre todas las cosas
resurgirán las lágrimas.
Sobre todas las cosas,
esta tristeza eterna
hurgando desde el alba:
ese por qué de angustias,
ese por que de perdidas
para cada asonada,
quebrando la estima,
como hurgando en la zafra
del oponerse a todo,
del no lograr ya nada,
de ese seguir viviendo
derramando más lágrimas
en esos laberintos
de lo tomas o lo dejas,
que pareciera eterno
castigo en la jornada.
Y está esa tonta gloria
que no nos lega nada,
cuando cada promesa
subyace así olvidada.
Y ya nada se espera
aunque naciera el alba
mas que la triste queja
muriéndose en el alma.
Pero dentro, muy dentro,
sobre todas las cosas,
de las cosas negadas,
se se alzará la luz única
y la espera tan larga
que ya nunca será otra
que justicia y jornada.