Cuando pienso en mi musa
con su tristeza larga,
suelo soñar que siempre
reavivaré la llama
de esa sonrisa triste
que siempre sigue intacta.
No sé por qué motivos
y no sé por qué lágrimas
vive en su concha triste.
Estoica o cansada
hace paz con las horas
eternamente largas.
Cuando pienso en mi musa,
hurgando en mis deseos,
sin animarse a nada,
escribo versos tristes
que no importan a nadie
y a nadie le hacen falta,
Sólo yo y mi silueta,
detrás de la ventana
evidenciando todas
las tretas que tratara,
escribiendo mis versos
de la noche hasta el alba,
quizá pidiendo fuerzas
o cualquier esperanza,
de hacer mis versos propios
para cualquier alarde
que pida la nostalgia.