Es difícil negar
lo que sentimos,
difícil no decir
cuando todas las palabras
reclaman ver la luz
para que tu las leas.
Difícil no parir
las nubes de la espera
cuando todo el dolor
expulsa las palabras
que viviendo tuvieras.
Difícil, muy difícil
negar la plenitud
del verso que se entrega
cuando todo lo dicho
presupone
unos ojos abiertos que vigilan
los cambios de colores
en las hojas,
los cambios de destino
de los pueblos,
la belleza de amar
donde los rostros
reclamando el elixir
de la vida
te entregan su dolor
y cicatrices
y tú,
sin acallar
las voces que te nombran
te conviertes en voz
para una siembra nueva.
Es difícil, difícil
negar ante tí mismo
la conciencia,
difícil no parir
lo que sentimos
nacer ante otro mundo,
u otra era.