Tomar tu mano,
es gravitar por siempre
en el espacio,
sin saber a que luna
pertenezco.
Amanecer con sueños,
ya contados.
Repetir la fluidez
de los abrazos.
Atravesar las mudas
cordilleras.
Amanecer sin huellas
y sin lazos,
con esa luna azul
que ayer yo viera
perdiéndome el final
de sueños postergados.
Tomar tu mano
es el sentir seguro
de que no valen nada
las promesas
que un día nos urgieran,
tras el paso
de unirnos para siempre
con las metas
que nunca negaran
la pérdida o el llanto.
Y sin embargo,
vivo en las vertientes
de tu mano en la mía,
cada vez que cruzamos
alternativas simples
que, por siempre,
cruzaron cada línea
buscando nuevo espacio.
Imaginando siempre
que nunca fue un fracaso
ese sueño vivido
a través de los años.