Siempre la noche, hablando,
advierte los silencios.
Danzando ante las nubes
juega con una luna
que presume esconderse.
Te mira largo rato,
danza, desaparece…
Por algo trae los tules
de las nubes que crecen.
Por algo se te esconden
los milagros que teje.
Puede llorar, llorando,
cuando las nubes vienen
a descargar su tedio
sobre la grama verde.
Siempre cautivadora,
la luna hace su magia,
juega a desvanecerse,
se hace bola de luz
y luego crece y crece,
permutando las penas
por los cantos de siempre.
Y así marcha la noche
con todo el espectáculo
en ese aturdimiento
de las horas
negadas a crear
sin hasta cuandos.
Las palabras de la noche,
siempre traen
esos sueños de siempre,
que soñaste
como un diario perenne…