Aunque nada perdure,
desde este instante mágico,
yo seguiré viviendo
la paz de degustarlo
por este sólo instante,
este inmenso regalo
de ver la luz del sol
tejiendo entre las ramas
en el pino cercano
al patio de la casa.
Y es que las cosas tienen
ese giro de magia,
aunado a ese sentir
que te plena hasta el alma,
en ese instante único,
entre el vuelo y el canto
de las aves alegres
recorriendo, entre saltos,
cada luz que se enciende
en las ramas del árbol.
Aquí estoy, en el patio,
en este instante plácido
que me pide sonrisas
en este día soleado
cuando todo y la vida
te ofrece de regalo
la paz de la vigilia
que seguimos soñando
entre risas del alma
y el canto de los pájaros.