Cuando caen las hojas
de nuestro aniversario,
la vida va escribiendo
los días que pasamos
con su sumun de ideas
y sus arduos trabajos
minando sentimientos
y midiendo letargos,
escribiendo alegrías,
tal vez para endulzarnos.
Cuando caen las hojas
de los íntimos diarios,
releemos los capítulos
que habíamos olvidado
con no sé cuánta idea
o cuánto desenfado,
dejando la alegría
para los días contados,
esgrimiendo razones
y olvidando el contacto.
Cuando caen las hojas
y la tristeza aumenta,
no sabemos qué causa
evocar las creencias.
Amanecer sin riendas
que controlen sentidos,
sentimientos y reglas
hacia un rumbo que busca
florecer en la idea
sin dudas y sin guerras.