Inútil, buscar esa palabra
que no llegó a mi boca,
pero quedó dormida
para siempre en mi alma.
Inútil pretender
que no la pronuncie,
que no sirvió de nada,
porque la nada existe
aunque quieras negarla.
Inútil renacer
lo que ya hemos perdido,
cuál perdido discurso
que te aparta del cuido
de leer tantas veces
lo mismo que te escribo.
Inútil el pedir
acallar un conflicto
que pertenece a nadie,
mas que a nosotros mismos.
Inútil remendar
lo roto del momento,
cuando nada nos pide
mirarnos sin desvelos,
queriendo o no queriendo
encontrar los «te quiero».
Inútil el respiro
cuando falta el consuelo…