La voluptuosa brisa
desparrama
las hojas, todas,
de gentiles ramas,
y todas, danzarinas
van al río
a ver sus libertades
navegar.
Y yo,
mirando, como estoy,
sus libertades
adjudico a mi peso
mansedumbres;
¡Cómo podría yo
lanzarme al vuelo,
recorrer de ese río
sus andares,
mirar, no imaginar
días, rutas, lugares
y así llegar al mar
sintiendo libertades,
renacer y retozar!
Pero no soy la hoja,
soy el tronco
que adhiriendo a la tierra
sus raíces
mira pasar momentos
claros, alegres, grises
con la misma paciencia,
¡y el mismo suspirar!