Yo soy tu musa
la vespertina.
La que sonríe
siempre a la vida.
La que oye ecos
del mismo ayer,
y se deleita
de buenas notas
para la historia
del complacer.
La que atesora
todas las tardes,
mirando al río
como le va,
la que concentra
todas las muestras
de ser felices
en nuestro hogar.
Yo soy la misma
que viste y calza
las esperanzas,
las bienvenidas,
las despedidas,
todo el afán.
Yo, la imperfecta,
la incomprendida,
la misma herida
y el mismo arar
sobre la misma
tierra, que un día,
sin darme cuenta
me cubrirá.
Yo, tan sincera,
tan a mi modo
camino al paso
que tu me das.
Soy la que nombra
las divergencias
de lo vivido
y el qué dirán.,
y para nada
cuento la historia
de lo que nunca
sucederá.