Amor.
No te pido que te quedes,
ya es hora de marcharte,
afuera, la ciudad,
te pide tu pedazo
de acertijos.
Vete de mí, conmigo
y si acaso
el «conmigo»
es muy fuerte todavía,
mandame con el aire
tus sonrisas,
que yo sabré guardar,
bajo la almohada,
la dulce tentación
de seguir juntos.
Amor, amante:
no te pido que te quedes,
porque puedes marcharte;
las arrugas que dejas
en la cama
me van a hablar de tí,
de tus detalles.
Del sudoroso deseo
que envolvía
tu cuerpo con mi cuerpo
tras el viaje.
Amante amor,
regresa con la noche
que yo estaré feliz
por aguardarte…
Amante amor,
amarme
por lujuriosas sendas
fue el camino de dos
dominando la ausencia…